Para llegar a esta conclusión, Elliot realizó experimentos con estudiantes en los que les pedía que apretaran la mano tan fuerte como fuera posible cuando la palabra “apretar” se mostrara en la pantalla de un ordenador. La palabra se mostraba alternativamente sobre un fondo rojo, azul o gris. Midiendo la fuerza aplicada y la velocidad de respuesta los investigadores comprobaron que ambas aumentaban cuando el color mostrado era rojo.

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